Autor: Marlene Bohle, escritora puertomontina
Columnas de Opinión: Los bosques son mucho más que árboles
Columnas de Opinión: Los bosques son mucho más que árboles Columna7 ur heutigan Zeit ist der Wald kleiner. Asida de esta frase bá-sica me adentro al universo del bosque, el mismo en el que capturaba floresla tierna Caperucita. El mismo bosque que circundaba y abrasaba los valles más pretéritos delantiguo Huelén. Resulta extraño pensar que hace un par desiglos, Santiago era un valleverde con una calidad inmejorable detierra; pero centímetro de cemento, se cubrieronlos lechos acentímetrola fuerontapiando delosríos y se instituyeron edificaciones y calles. Elser humano había logrado más espacios para habitar einstalar fábricas, colegios, industrias, algún parquecito y muchos plátanosorientales y palmeras. Estas labores demandaron remover suelos áridos y proel ecosistema para siempre y transportar los, alterar cesar el cemento.
Alguna vez, el Mapocho fue un manantial de vida, el quese vio prontamente arrasado por toneladas de materiales, desechos, aguas servidas, vertederos y entonces la naturaleza se levantó en aluviones, crecidas, inundaciones y como resultado detodo esto, sefortalecieron los cerroscon más cemento, secerrael curso del río. Se pasóasidelbosqueala ronacequias yse delineó Sin mayores regulaciones que atiendan al desequilibrio yla ciudad. inestabilidad. Cuando hablamos de bosque no consideramos sólo alos árboles. El bosque es un ecosistema riquísimo y de gran amplitud parala creación de vida y aliento del aire que nos esimprescindible para vivir. Es una forma natural de existencia y no se asemeja en nada a una plantación. Los árboles desperdigan sus hojas creando unsuelo delicado y variado de formas, texturas, coloresy tejidos. Sobre esa mullida alfombra crecen diminutos insectos, bacterias, hongos, enredaderas, líquenes, animales más pequeños, florecillas y pájaros. Los árboles reciben el riego bendito delas nubes y la obsequian a todos los demás integrantes de este universo eincluso guardan algo para las urgencias futuras. Lo anterior, implica que el bosquees también un regulador de lujoshídricos, aparte desu función deliberar oxígeno y absorber dióxido de carbono.
Volviendo a nuestra casa humana, es decir, Puerto Montt, es bueno retroceder alos días en que los árboles llegaban al mar, co'mo digo en un poema, constancia delos “tocones” que aún existen en Coihuín, los que nos hablan de un tiempo de exuberancia ecológica. Hace unos 50 años, estábamos rodeados de bosque.
Hoy, las edificaciones cuelgan de las laderas y se sigue construyendo edificios en terrenos de poca firmeza y se atiende con urgencia y cemento los pequeños manadores de agua que proceden desde el útero dela tierra madre.
No digo que no se deba hacer uso dellosárboles, pero de forma noble y no vil; esto es, no depredar al arbitrio de motivaciones meramente económicas, sino el disponer de lo existente en dignidad, respeto y humildad. Bajo la capa del bosque anidan pájaros o en los socavones del tronco que cayó herido de muerte. “Todos hacemos falta, tanto pequeños e infinitesimales bacterias y plantas, como los que proveen ese 25% de medicamentos usadosen la medicina moderna, por ejemplo..