Autor: Agustín Squella
Columnas de Opinión: Se dejaron estar
Columnas de Opinión: Se dejaron estar COLUMNA DE OPINIÓNsalud” es en verdadun “derecho a aten-ción sanitaria opor-tuna y de calidad”, tanto preventivacomo curativamen-te, aunque es co-mún que se utilicela primera de esasdenominaciones. No se trata de cual-quier derecho, sino de uno de los quehan sido declarados como “derechosfundamentales” por la mayoría de losordenamientos jurídicos nacionales ypor el derecho internacional. Lo anterior es de conoci-miento común, lo mismo quela ubicación de aquel derechoentre los derechos sociales.
Hay también derechos fun-damentales de otro tipopor ejemplo, civiles, políticos, yuno de sus rasgos sobresalientes es latitularidad universal de tales dere-chos, que por eso se consideran “fun-damentales”. Los derechos civiles li-mitan el poder, mientras que los polí-ticos fueron más lejos y consiguieronparticipar en el origen y ejercicio delpoder. Los derechos sociales escala-ron aún más, transformándose en exi-gencias de prestaciones básicas quedeben ser satisfechas por cualquieraque ejerza el poder, en concurrencia ono con organizaciones privadas queapunten a la obtención de dichas pres-taciones.
Así, casi nadie duda de que laexistencia de un sistema público de sa-lud en el que cotizaran todos puede iracompañada de actores privados queobtienen beneficios para sí, aunquesin que por ello estos últimos se com-porten como una simple industriadestinada únicamente a obtener y dis-tribuir utilidades entre los inversio-nistas.
Tratándose de un derecho socialcomo el de atención sanitaria y otros, que exigen presencia del Estado, ellosson compatibles con agentes privadosinteresados en sus ganancias, peroy si se trata de esa clase de derechosfundamentales lo cierto es que nopuede faltar un componente de soli-daridad entre distintas generaciones, entre hombres y mujeres, y tambiénentre muy ricos, ricos, pobres, y muypobres. No todo en las sociedades enque vivimos puede consistir en rela-ciones de intercambio y de competen-cia, omitiendo los indispensables vín-culos solidarios que se requieren. Unasociedad insolidaria es una sociedadhumanamente empobrecida y que vedañado, en los hechos, el ejercicioefectivo de las libertades que se decla-ran en los textos constitucionales.
Los agentes privados que atien-den el derecho a la salud, así se trate deuna minoría de usuarios como es el ca-so chileno, cometieron el grave errorYa no se trata solo de reclamar el derecho a lasalud, sino, menos que eso, de que se reintegrelo que por largo tiempo se cobró en exceso. de pensar solo en sus ganancias, ade-más de incurrir en abusos que tuvie-ron que ser corregidos por la vía judi-cial, y esto durante los muchos añosen que esos mismos agentes, comotambién los de carácter político, no tu-vieron la visión ni la entereza que serequerían para sustraerse al lobby, laspresiones y el lucro excesivo de losgrupos que se rehusaron a impulsarnuevas decisiones legislativas, sin in-mutarse por lo que ocurría por largotiempo.
Resulta también absurdo quese culpe a la judicialización por lo ocu-rrido ahora con los plazos y montos delas devoluciones, porque, ¿qué haceun acreedor al que le cobranen exceso y el deudor se niegadurante años al pago de loadeudado?Hoy estamos en el pro-blema de las devoluciones delas isapres por prolongadoscobros indebidos. Ya no se trata solode reclamar el derecho a la salud, sino, menos que eso, de que se reintegre loque por largo tiempo se cobró en exce-so.
Que se haya votado una ley parcheen medio del apresuramiento, lobby ypresiones que se desplegaron con elanuncio de que las isapres irían a laquiebra, es algo que se negocia en estemomento por el Estado y los propiosagentes privados de salud, y la pre-gunta es si continuaremos dando laespalda a la solidaridad y retardandoquién sabe hasta cuándo una legisla-ción de salud en forma. Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. COLUMNA DE OPINIÓN Por