Autor: EDUARDO OLIVARES C.
“El diálogo entre economistas e historiadores es menos fuerte ahora que en el pasado”
“El diálogo entre economistas e historiadores es menos fuerte ahora que en el pasado” CÉSAR ROSS, PREMIO NACIONAL DE HISTORIA 2024:César Ross es académico de la Universidad de Santiago de Chile. En el Instituto de Ideas Avanzadas (IDEA), de esa universidad, realizó su doctorado en Estudios Americanos, mención Relaciones Internacionales. En la Cancillería de Japón, SSORRASÉCDictando una conferencia en la Universidad de Estudios Extranjeros de Busán, Corea del Sur, en 2016. ALLINIPALRAC¿ Cuál es el significado de ese hallazgo?“En la historia económica chilena significa que el capitalismo maduró.
Entonces, la banca que trabaja con el sector salitrero, por ejemplo, es una; la banca con el sector agropecuario del centro es otra; la de la minería del cobre es otra”. “Ahí hay un caso con Agustín Edwards Ossandón. Fue un empresario extraordinario, un tipo muy temido.
Y Agustín Edwards Ossandón llegó a controlar, a principios de la década de 1870, el 50% del negocio del cobre del mundo (). Ese negocio minero lo llevó a hacer crecer su banco, el cual llegó a tener alrededor de 155% de rentabilidad. Era un súper banco. Eso hizo pensar que Edwards tenía el principal banco de Chile, pero la verdad es que no.
El Banco de Valparaíso y el Banco de Chile eran los bancos más grandes”. Historiadores y economistas¿ Qué lugar ocupan hoy los historiadores en la historiografía económica de Chile?“Primero, la función de los historiadores es comprender lo que ya ocurrió; analizarlo, describirlo y explicarlo. Nuestro trabajo principal es fabricar interpretaciones. Segundo, y esto lo comparto con mi amigo y colega Luis Ortega: la sofisticación teórico-metodológica de la economía ha hecho que esos dos lenguajes se hayan separado.
Yo puedo leer lo que escribían los empresarios y los economistas del siglo XIX con cierta facilidad, porque era una cuestión doctrinal, pero rebatirles un punto a los economistas, desde la econometría en adelante, para los historiadores que no necesariamente están formados en esa metodología, es más complejo, porque ellos te pueden llevar suficientemente lejos y hay un punto en que tú no los puedes seguir. En ese sentido, los historiadores van unpoco detrás. Tercero, la ola posmoderna también afectó la historia económica. Ha cambiado el lugar de enunciación de los historiadores, y hoy día muchos de estos debates no necesariamente están sostenidos sobre la prueba empírica. Como historiador económico, formado en una escuela más clásica, soy mucho más estadístico, pero hay otros historiadores que han trabajado sobre el campo de las ideas. Ese terreno es mucho más jabonoso. Mis amigos posmodernos llevan a un lugar donde uno no está obligado a probar, y entonces uno puede decir cualquier cosa”. Eso es pseudociencia, según Karl Popper. “Claro, pero la ola epistemológica posmoderna refuta la utilidad del método científico.
Pero además, en cuarto lugar, a diferencia de un debate en los años 60,70, 80, que era como decía Bourdieu un campo de fuerza donde todo jugador jugaba más o menos con la misma regla y armas, hoy día tenemos programas de investigación distintos en donde hay una conversación dentro de cada bolsa paradigmática, pero que no necesariamente pueden discutir muy fácilmente entre sí. Entonces, la historiografía económica de hoy referida a Chile es muy variada Estamos en una época en donde la historiografía económica está contraída respecto de décadas anteriores. El diálogo entre economistas e historiadores es menos fuerte ahora que en el pasado”. Pareciera que los economistas han tomado el lugar del relato de la historia económica. “Estoy de acuerdo contigo. Los economistas que hacen investigación con datos históricos no se dedican a la historia económica. Se dedican a economía histórica. La precisión es que cuando yo estudio el pasado económico, lo hago porque quiero entender el pasado a partir de la evidencia y las circunstancias del pasado.
Muchas veces los economistas, cuando estudian el pasado, lo que hacen es buscar datos históricos para demostrar una teoría que tiene validez presente y futura”. CHILE Y COREA DEL SUR, los gemelosMientras indagaba sobre los bancos del siglo XIX, un investigador le pidió prestado a Gonzalo Vial un libro escrito por Agustín Ross. “Lo curioso, dijo Vial, es que después de 100 años, otro Ross vuelve sobre el tema bancario”, recuerda ese investigador ahora.
Es César Ross Orellana (Santiago, 1962), galardonado con el Premio Nacional de Historia 2024 por su “trayectoria en la historia económica y de las relaciones internacionales que vincula particularmente a Chile con el mundo del Asia-Pacífico”, como resumió el ministro de Educación, Nicolás Cataldo. “Ser Ross puede ser una ventaja, pero también se convierte en un pie forzado.
Mi padre se llamaba Gustavo Ross, y hay otro Gustavo Ross en la historia de Chile (en referencia a Ross Santa María, exministro de Hacienda y excandidato presidencial), lo que hace que la gente te fije en un lugar determinado, para bien o para mal.
Hay quienes dicen usted es hijo de Gustavo Ross o usted pertenece a la burguesía”. Profesor de Historia (UMCE) y doctor en Estudios Americanos (IDEA-Usach), Ross es profesor titular en la Universidad de Santiago de Chile. Uno de sus libros de mayor repercusión es “Poder, mercado y Estado: Los bancos en Chile en el siglo XIX” (2003). “Me interesaba un fenómeno más amplio: la transición al capitalismo en Chile”, cuenta. Fue el historiador Luis Ortega quien lo convenció de explorar la historia bancaria. ¿No por ser Ross?“El tema de la banca cayó sobre mí.
No lo hice porque la familia Ross haya sido parte del Banco Edwards, sino porque había una parte de la teoría económica y de la historia económica que afirmaba, y con la que estoy de acuerdo, que así como la industria, la agricultura y la minería son los brazos y piernas del sistema económico, la banca es el cerebro”. En su libro usted menciona que la banca es el cerebro económico. “Así es. Es donde se toman las decisiones, y estudiar la banca permitía comprender mejor lo que ocurría en el resto de los sectores.
Me fascinó que la banca en ese entonces era altísimamente especulativa, interesada más en la reproducción del capital que en la de los bienes manufacturados”. ¿La banca jugó un rol relevante en esa transición al capitalismo?“No solo jugó un rol relevante, sino que planteo que fue el sector más importante de la economía chilena entonces y después.
En economía, lo central es quién decide, no quién ejecuta la decisión”. ¿Es por eso que responsabiliza que la falta de préstamos a largo plazo de la banca contribuyó al desarrollo frustrado de Chile?“Haría un matiz: no responsabilizo.
Lo que trato de explicar en ese libro, y a contramano de lo que diría la historiografía marxista tradicional, es que no se le puede pedir a una banca privada que actúe con lógica de heroísmo nacional. Los sectores empresariales existen para generar renta para su propio beneficio. No se le puede pedir a un banco privado que actúe como si fuera un banco estatal, al cual sí se le puede pedir eso”. ¿Eso también aplica hoy en día?“Por supuesto.
Si la banca no prestaba al sector industrial manufacturero era porque la velocidad de giro de ese sector era más lenta que en el sector agrícola o comercial (). Esa no es una causa ideológica”. Para descifrar los balances de los bancos de la época, Ross estudió los textos de Jean Gustave Courcelle-Seneuil. Él fue un economista francés traído por el gobierno a mediados del siglo XIX y enseñó las disciplinas económicas a estudiantes de Derecho en la Universidad de Chile. “El sistema estaba explicado por tres bancos, principalmente: el Banco Chile, el Banco de Valparaíso y el Banco Edwards.
Concentraban más del 70% de los depósitos, de los créditos, del capital financiero para hacer operar las instituciones”. En la segunda mitad del siglo había más de 50 bancos, comenta Ross, quien indagó en los documentos financieros.
Fue un trabajo arduo, porque en el Archivo Nacional solo estaban los balances que, a su vez, eran publicados por diarios como El Ferrocarril, “El Mercurio” o El Araucano (actual Diario Oficial). También leyó las memorias, donde al menos aparecen los nombres de los accionistas. Con esa documentación imperfecta construyó series temporales y elaboró algo más: por medio de una exhaustiva recopilación de nombres, distinguió entre accionistas y ejecutivos de los bancos. Buscó sus vínculos con los parlamentarios y los gremios. Habrán tenido vínculos. “En la historiografía, y lo planteaban varios de los colegas con quienes me formé, se decía que, avanzado el siglo XIX, todos estos grupos convergían a ser uno solo.
Mi investigación empírica, con 2.400 nombres, dice que la ten-En general, parte de la teoría política internacional afirmaba que la relación estratégica entre América Latina y el Este de Asia se podía denominar como “improbable”, dice Ross. Pero su investigación más reciente “acredita exactamente lo opuesto”. Inspirándose en “Vidas paralelas”, de Plutarco, Ross jugó con el espejo entre Chile y Corea del Sur.
Grosso modo, ambos tuvieron gobiernos autoritarios en períodos similares (Park Chung-Hee y Augusto Pinochet), con constituciones nuevas (1972 en Corea, 1980 en Chile) y con un modelo de cambio económico radical que defendió el libre mercado. “Parecían gemelos”, menciona. “Todos los integrantes de la primera Junta fueron invitados a Corea. (José Toribio) Merino y (Gustavo) Leigh visitaron industrias del complejo militar. Pinochet, por razones de seguridad, no viajaba, pero entre ellos (Park y Pinochet) había un vínculo epistolar formal”. ¿Hay otro elemento de un vínculo especial?“Hay otros indicadores que muestran dosis de confianza. Por ejemplo, Park Chung-Hee designó a su yerno como embajador en Santiago.
Mandar a su hija (JaeOk) es una señal de confianza muy alta, sobre todo porque Park estaba consciente de que había facciones dentro de su propio gobierno que le eran críticas e incluso de querer eliminarlo, como finalmente ocurrió (1979). Si envió a su hija a quedarse en otro país es porque le daba confianza”, reflexiona. “Además, y esto lo investiga Eduardo López y también Francisco Quiero, hubo una decisión paralela de Corea y Chile sobre si se industrializaban o no. En el gobierno chileno de la época se miró este ejemplo, los militares eran más proindustrialización que pro comercio exterior abierto. Lo que pasa es que Pinochet necesitaba resultados económicos rápidos, concluimos con Francisco Quiero. Fue en ese contexto con que se encontraron con el modelo de Chicago, que era uno, pero había otros comoel de Alemania, Brasil, España. Y ahí estaba Corea”. Continúa: “Fue una etapa de ensayo y error. Inicialmente la historiografía demonizó la política económica y dijo que esta gente fue neoliberal siempre, que instaló su programa y lo desplegó. Pero tal vez lo que caracteriza a este régimen es que tuvo un altísimo pragmatismo”. En su indagación, Ross descubrió que el gobierno surcoreano también miraba la experiencia chilena. “Cuando Park Chung-Hee reprimía a los estudiantes en la calle, muchas veces fundamentaba su punto diciendo que en Chile también; o el toque de queda o el estado de sitio. Tal vez usaba más países, pero yo he rastreado las veces en que Park se afirmaba en el ejemplo chileno. Se fueron retroalimentando estos liderazgos para hacer su política, destinada primero a sobrevivir, segundo a tener éxito desde el punto de vista económico y, en tercer lugar, a perpetuarse en el poder.
De los dos, Pinochet es el más exitoso: se muere en su casa, de viejo, y no de un balazo como Park Chung-Hee”.. El investigador exploró un filón en la historiografía económica en al menos dos áreas: el rol de la banca en la segunda mitad del siglo XIX y las relaciones exteriores de Chile especialmente con países de Asia. CÉSAR ROSS, PREMIO NACIONAL DE HISTORIA 2024: dencia es exactamente la opuesta. En la medida en que el capitalismo se desarrolla, hay un grado de especialización y los accionistas de un banco no están en el banco del lado”.