Autor: ARIEL DIÉGUEZ
La historia de dos pingüinos ciegos que sobrevivieron al mar
Investigadores aún no pueden determinar por qué ejemplares de la especie Humboldt pierden la visión. Uno varó el 27 de enero, en la poco visitada Playa Nagué, al norte de Los Vilos. El otro, el 4 de febrero, a la altura de El Panul, en Coquimbo. No sólo tenían en común la especie y la edad: ambos están ciegos.
Ambos pingüinos Humboldt juveniles fueron rescatados por el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) y trasladados al Centro Primario de Rehabilitación de la Fundación Mundomar en la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte en Coquimbo. Cada uno pesaba alrededor de un kilo 800 gramos; lo normal es por lo menos tres kilos.
Chungungo, la mascota de Sernapesca en Twitter, los bautizó como Skipper y Kowalski, nombres de dos de los protagonistas de “Los Pinguinos de Madagascar”, la serie de dibujos animados. "Eran pingüinos que estaban muy débiles y la ayuda de la ciudadanía fue clave. Se traen, se les empieza a alimentar y ahí, inmediatamente, en el comportamiento uno se da cuenta de que no ven”, cuenta Cecilia Solís, directora de Sernapesca de Coquimbo. A cierta edad los pingüinos de Humboldt deben independizarse; es decir, procurarse alimento por ellos mismos. Los ejemplares ciegos no pueden capturar peces ni pequeños crustáceos, porque no los ven. La desnutrición es inevitable. A veces, cuando se hacen al mar, son arrastrados por el agua hacia la costa, desorientados y agotados. “Lo primero que hacemos es recuperarlos con alimentación, con cuidados. Tenemos funcionarios que, con una dedicación bastante loable, van todos los días al centro para alimentar a los animales”, explica. La dieta de estos dos pingüinos fue el jurel; para alimentarlos, los criadores deben acercarles la comida hasta el pico. Skipper y Kowalski deberán vivir en cautiverio de aquí en adelante. “Un pinguino ciego no es capaz de sobrevivir en la naturaleza”, explica Víctor Neira, veterinario y profesor de virología animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile. Skipper y Kowalski vararon en las costas de Coquimbo, débiles y desorientados No es difícil descubrir que un ejemplar es ciego. “Los pinguinos del continente, si ven personas o un perro, rápidamente van a meterse al agua. Si no ven, no reaccionan”, explica. Ya recuperados -o “gorditos y bonitos”, como dice el Skipper de la serie animada-, los dos pingüinos rescatados en Coquimbo fueron trasladados hasta el centro de rehabilitación de la Fundación Mundomar en Buin. Isabel Hernández, presidenta de Mundomar, cuenta que el año pasado, de los 27 pinguinos que recibieron para rehabilitación, 14 eran ciegos de la especie Humboldt. Aún no está clara la causa de la ceguera de los Humboldt. Aún no está clara la causa de la ceguera de los pingüinos Humboldt. "Tenemos este recinto para albergarlos y que los investigadores puedan venir a tomar muestras y a hacer exámenes oftalmológicos. Ellos han ido recabando información, con la idea de dar una determinación preliminar”, detalla. Esta especie habita el Pacífico, en las costas de Chile y de Perú, más o menos en el área recorrida por la Corriente de Humboldt. Un ejemplar puede llegar a medir entre 50 y 70 centímetros de alto y se caracteriza por una mancha rosada alrededor del ojo. “En nuestro territorio se encuentra el 80 por ciento de la población de pingüinos de Humboldt del mundo”, destaca Hernández. En cautiverio, los pingüinos ciegos pueden adaptarse a esa discapacidad. "Nadan, se acicalan, entran y salen a la piscina por sí solos. Lo único que tienen de diferencia con los sí ven es que se mueven muy poco. Nadan menos y caminan menos”, describe.